Jamás lo admitirán por una cuestión de branding, pero aprendieron mucho del peronismo. Después de haberse asomado al abismo de la triple derrota, como admitió esta semana Horacio Rodríguez Larreta, los coroneles de la campaña macrista decidieron poner en práctica todo lo aprendido. Y arrancaron por una regla organizativa interna: el que gana conduce y el que pierde acompaña. Es lo que explica -junto al verticalismo que siempre caracterizó al espacio, desde cuando se llamaba Compromiso para el Cambio- que Marcos Peña y Jaime Durán Barba hayan digerido tan rápido las imposiciones del círculo rojo y de sus archirrivales internos del «ala política». Sobre todo la incorporación a la fórmula de Miguel Pichetto, una clara concesión a Nicky Caputo y al establishment que antes intentó sin éxito prejubilar al mismísimo Presidente mediante el fallido «plan V».
Peña y Durán Barba ya archivaron esos rencores y se lanzaron a lo que mejor saben hacer: ganar elecciones. La estrategia -grieta y más grieta- es la que se vio esta semana. Con su suerte atada a la del jefe aunque con perspectivas muy diferentes por sus respectivos umbrales de ballotage, Larreta y María Eugenia Vidal también dieron por inauguradas las hostilidades. Lo novedoso de estas últimas semanas, sin embargo, no es nada de eso sino la irrupción en la campaña de otro colectivo social, pequeño pero influyente. Un grupo que nunca ocultó su simpatía por Cambiemos pero que ahora decidió gritarla a los cuatro vientos: los CEOs.
El grupo de Whatsapp «Nuestra Voz», cuya existencia reveló Francisco Olivera el 20 de junio en el diario La Nación, es el ámbito donde se observa más prístina esa decisión gerencial de dar el paso al frente. En realidad hay dueños de empresas mezclados con gerentes, pero son estos últimos los que imprimen su ethos a la conversación. También hay algo generacional; los que más chatean son los sub60, como Martín Cabrales (Cabrales), Martín Migoya y Guibert Englebienne (Globant), Marcos Galperin ( Mercado Libre), Gabriel Martino ( HSBC), Sergio Kaufman o Inés Bertón (Tealosophy). Los más veteranos como Alejandro Bulgheroni (Panamerican Energy), Hugo Sigman (Insud) o incluso Cristiano Rattazzi ( Fiat) lo leen salteado y son más renuentes al tecleo.