Algunos autores lo definen como capitalismo de vigilancia. Otros lo llaman capitalismo digital o capitalismo de plataformas. Es el nuevo modelo productivo a partir de la emergencia de Internet y la recolección de datos que esta generó. A este proceso también se lo categoriza como la cuarta revolución industrial, que al igual que las anteriores, define nuevas reglas en las relaciones laborales. Todavía alcanza de manera directa a un número acotado de trabajadores, lo que facilita su expansión con criterios autodefinidos por las corporaciones que están detrás, algunas de las más grandes del mundo, pasando por arriba de regulaciones y Estados.
Pero el desarrollo de la robótica, la programación y las herramientas digitales tiende a consolidar nuevos patrones para el mundo del trabajo en el resto de la economía. En Argentina esa transformación está en plena ejecución.
Así lo plantea una investigación del centro de estudios Fundar, que analiza lo que se conoce como gestión algorítmica del trabajo, para concluir que se necesita de manera urgente innovar en regulaciones para proteger a los trabajadores ante el cambio de paradigma de la producción.