Más de 65 millones de personas han sido desplazadas de sus hogares, el mayor número desde la Segunda Guerra Mundial; casi 25 millones de ellas son consideradas como refugiados y solicitantes de asilo que viven fuera de su propio país.
Sin embargo, esa cifra no incluye a quienes se desplazan debido al cambio climático.
Conforme a la legislación internacional, solo aquellos que han huido de sus países debido a una situación de guerra o persecución pueden clasificarse como refugiados. Quienes se ven obligados a abandonar su hogar debido al cambio climático, o que se van porque el cambio climático les dificulta ganarse el sustento, no pueden solicitar que se les clasifique como tales.
La legislación no les ofrece protección a menos que puedan demostrar que huyeron de una zona de guerra o enfrentan amenazas de persecución si regresan a casa.