lunes 5 de junio de 2023
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Por qué el mundo necesita un Winnie the Pooh asesino, libre de derechos de autor

Cuando el tráiler de Winnie the Pooh: Miel y Sangre apareció en internet el año pasado, generó una leve histeria viral. Los fans más enojados de Pooh acusaron al director Rhys Frake-Waterfield de alterar su psique infantil, es decir, el equivalente creativo a bombardear el bosque de los 100 acres. Cuando la película se estrenó en los cines, los críticos la destrozaron, coincidiendo en que «este Pooh es un asco». Otros, el 50% de la audiencia en Rotten Tomatoes y una proporción redituable de mexicanos apreciaron su horripilante absurdo.

Bajo el oprobio subyace una interesante cuestión de índole legal: ¿cómo un cineasta cuyas películas anteriores incluían Croc!, Hotel de dinosaurios y Masacre del Conejito de Pascua: el rastro sangriento fue capaz de convertir a uno de los osos más queridos de Gran Bretaña, un personaje asociado a Disney durante décadas, en un asesino en serie que escupe miel? La respuesta sencilla, por supuesto, es que parte de la protección de los derechos de autor del oso había expirado. Pero la explicación más profunda y sutil es que el hecho de que Pooh azote a Christopher Robin con la cola cortada de Ígor (Eeyore, en su versión en inglés) es bueno para la salud de la creatividad en Estados Unidos.

es.wired.com  (es.wired.com)