Juan Guaidó, quien lidera la oposición desde el 23 de enero y llegó a ser la gran esperanza de los detractores del chavismo durante este año, no se encuentra en su mejor momento político. Así lo reconocen, a su manera, propios y extraños.
Con su poder de convocatoria mermado, partidos de su coalición negociando con el gobierno por su lado y las fuertes críticas por fotografías suyas junto a individuos señalados de ser paramilitares en Colombia, el «presidente encargado» atraviesa semanas turbulentas y no pocos cuestionamientos.
Ocho meses han pasado desde que el opositor juró como mandatario interino de Venezuela y ahora debe lidiar con copartidarios que le reclaman más moderación y diálogo, pero también otros que le exigen mayor radicalidad hasta derrocar a Nicolás Maduro.