A finales de septiembre del año pasado, Japón se asomaba a una cifra que provocaría escalofríos en cualquier otro país del mundo y que lejos de quedarse ahí, seguirá creciendo en el futuro.
Su deuda pública alcanzó los US$9,2 billones, es decir el 266% de su PIB, la más alta entre las principales economías.
En comparación, la de Estados Unidos se situó en el mismo periodo en US$31 billones, pero dado el tamaño de la primera potencia del mundo, este cantidad solo equivale al 98% de su PIB.
La razón de tan abultada cifra es que el país lleva décadas impulsando el gasto interno para mantener su economía en marcha.