Rotar una figura colorida antes de hacerla encajar en la posición perfecta es una experiencia tan satisfactoria que Tetris se ha unido al ajedrez en el firmamento de los juegos universalmente conocidos.
Menos conocida es la historia real de cómo un prototipo creado en 1984 por un ingeniero de software de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética terminó cautivando a millones de jugadores en todo el mundo. La película Tetris, protagonizada por Taron Egerton, que se estrenó en Apple TV+ el viernes 31 de marzo, explora sus humildes orígenes.
El sencillo y adictivo juego de rompecabezas consta de siete piezas con figuras únicas, cada una compuesta por cuatro bloques cuadrados. Los jugadores mueven, rotan y colocan las piezas para formar líneas continuas, que luego desaparecen, lo que da pie a horas interminables de juego. El nombre del juego —derivado de las palabras “tetra” (que en griego significa “cuatro”) y “tenis” (un deporte predilecto del creador del juego, Alexey Pajitnov)— incluso se ha filtrado en la cultura como descripción de una acción, como cuando dices que hiciste “Tetris” con tu maleta para que cupiera en el compartimento superior de un avión.