Julie Fredrickson, una emprendedora de Silicon Valley, recuerda claramente el momento en que decidió convertirse en una «prepper», como se conoce en inglés a las personas que hacen previsiones para estar listas para protegerse ante el peor desastre.
Ocurrió hacia fines de octubre de 2012, cuando el huracán Sandy acababa de llegar a Nueva York.
«Hubo un gran destello, casi fosforescente, era la principal planta de energía que presta servicio a la parte baja de Manhattan que dejaba de funcionar. Hubo este brillo verde como de otro mundo y luego todo se quedó a oscuras», relata.
Ella se quedó moviéndose a tientas en la oscuridad en su apartamento en un edificio de gran altura en Nueva York, sintiéndose aislada y aterrorizada.