En 1988, una famosa canción de la banda de rock argentina Soda Stereo le dio a Buenos Aires (Argentina) un apodo que mantiene a día de hoy: «La Ciudad de la Furia». La «furia» de Buenos Aires puede verse en la desigualdad de la calidad de su vida cotidiana. Huelgas y manifestaciones provocan el cierre de algunas calles con frecuencia y los apagones en las tardes calurosas de verano tampoco pillan a ninguno de sus habitantes por sorpresa. Los precios de los alimentos y bienes varían, a veces mucho, en función de barrios y distritos.
El problema más generalizado del país radica en su débil economía y en la rápida pérdida de valor de su moneda. ¿Podrían las criptomonedas solucionar estos problemas? Aunque parezca poco probable, en los últimos meses, una serie de coloridos anuncios han empezado a aparecer en los túneles del metro de Buenos Aires, junto a carteles de viajes, zapatos y aplicaciones de comida a domicilio. «250.000 argentinos ya han comprado bitcoins con nosotros», dice uno de ellos, escrito con una alegre tipografía junto a un cerdo volador. El anuncio pertenece a Ripio, una de las start-ups que cree que este es el momento adecuado para que las criptomonedas se generalicen en América Latina. Para muchos, la situación económica tan única de Argentina podría convertir al país en el lugar perfecto para arrancar.