El sur de Perú sigue en estado de agitación.
Aunque las protestas posteriores a la destitución de Pedro Castillo -tras su intento de disolver el Congreso el pasado diciembre- han amainado en gran parte del país, las regiones sureñas de Arequipa, Apurímac, Ayacucho, Cuzco y Puno son el escenario constante de bloqueos de carreteras, marchas y enfrentamientos.
El gobierno decretó el estado de emergencia, pero la violencia continúa.
En el último episodio, al menos 18 personas murieron y 68 resultaron heridas en los choques que se produjeron entre policías y manifestantes en torno al aeropuerto de Juliaca, en el departamento de Puno, lo que acerca al medio centenar la cifra de muertos desde que comenzaron las protestas.
Los manifestantes exigen la renuncia de la presidenta, Dina Boluarte, la convocatoria de elecciones inmediatas y la liberación del expresidente Castillo.