Años atrás era imposible concebir el mundo sin un bolígrafo para escribir en cuadernos, para el registro de las empresas, para mandar una carta por correo. Y en ese universo, la marca BIC era el rey del mercado.
Lo mismo ocurría con su posición dominante en la venta de encendedores y de las tradicionales rasuradoras.
Pero llegó el día en que el mundo cambió y la empresa francesa se vio en serios apuros.
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