La última moda en fake news es la ralentización: una sutil modificación en la velocidad de reproducción de un video que hace parecer borracho, senil o empastillado al protagonista. Si el resultado es verosímil y el personaje un político mainstream, la viralización a través de las redes sociales está garantizada. Eso es lo que denunció la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich cuando en Twitter circuló un video en el que parecía fuera de sí. En los Estados Unidos, la víctima más reciente de este procedimiento fue la demócrata Nancy Pelosi, de 79 años, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. “¿Qué le pasa a Nancy Pelosi? Su forma de hablar es rara”, tuiteó Rudy Giuliani junto al video que fuera publicado originalmente en Facebook y muy difundido por los partidarios de Donald Trump. Más de 2,4 millones de reproducciones en total.
Nancy parecía balbucear con dificultad cada palabra, pero la publicación del video auténtico puso en evidencia la adulteración. Unos días después, Pelosi tuiteó: «El poder económico injustificado y concentrado en manos de unos pocos es peligroso para la democracia, sobre todo cuando las plataformas digitales controlan el contenido. La era de la autorregulación ha terminado».