El abandono de una pareja adoptante argentina de dos hermanos africanos de seis años en una comisaría de Bahía Blanca, revela los entramados marginales y exotizantes que perpetúan estructuras de poder y opresión sobre niñeces y adolescencias vulnerables.
La semana pasada, Eduardo Rucci abandonó en la puerta de la Comisaría de la Mujer y la Familia de Bahía Blanca a dos niños de 6 años, nacidos en Guinea Bissau. La adopción la había realizado junto a su esposa, Natacha Perring. «El hombre refirió razones personales que dificultan su vinculación y sostenimiento de la vida familiar”, decía el expediente. En varios medios de comunicación titularon el hecho como una “devolución”, dándole el carácter de objeto a las personas abandonadas. La exotización y objetivación de los cuerpos de niños negros es una dimensión entre muchas otras del aberrante racismo estructural que existe en nuestro país.