Cuando éramos niños, ¿a cuántos nos decían que nos bebiéramos la leche porque nos fortalecería los huesos?
El concepto, en realidad, tiene su lógica. La leche contiene calcio. Y el calcio aumenta la densidad mineral ósea.
Sin embargo, demostrar que existe un vínculo definitivo entre el consumo de leche y tener los huesos fuertes es más difícil de lo que parece.
Para comprobarlo, idealmente se necesitarían dos grandes grupos de gente.
Los miembros de uno de los grupos beberían mucha leche cada día durante varias décadas, mientras que los del otro grupo tomarían algún tipo de placebo sustitutivo de la leche.