Es jueves, media mañana, Horacio Rosatti abandona su oficina de ministro de Justicia y se marcha a ver el entrenamiento de Boca Junior. Día de fútbol en el calendario xeneixe, ritual para el funcionario que en ese hábito, producto de un fanatismo íntimo y a la vez desmesurado, exhibe algo inusual: rasgos de sensibilidad.
Introvertido, ambicioso y despiadado para ejercer el poder, Rosatti se humaniza con Boca. Esa pasión lo arrastró a una extravagancia: escribió, durante años, con rigor de enciclopedista -hasta rastreó en Suecia la hora exacta de ingresó al puerto de Buenos Aires del barco que determinó, por azar, el azul y amarillo- la historia del club. Es una obra monumental que se extiende durante cuatro tomos y abarca más de un siglo de historia. Una Biblia del frenesí boquense, que tiene un marco de época, y que Rosatti llamó “Cien años de multitud”.