En su política exterior, Rusia tiende a favorecer la línea dura del poderío militar y las exportaciones de gas y petróleo. Pero en meses recientes, el Kremlin ha conseguido un amplio triunfo diplomático de una fuente inesperada: el éxito de su vacuna para la covid, Sputnik V.
Mientras que Estados Unidos y los países europeos han considerado o aplicado prohibiciones a las exportaciones de vacunas, Rusia se ha ganado el aplauso al compartir su vacuna con países de todo el mundo en un aparente acto de lúcido interés propio.
Hasta ahora, más de 50 países, desde América Latina hasta Asia, han pedido 1200 millones de dosis de la vacuna rusa, lo que ha contribuido a mejorar la imagen de la ciencia rusa y a aumentar la influencia de Moscú en todo el mundo.