Tiene ribetes surrealistas conversar con Javier Creus (Barcelona, 58) por estos días. Repasando la grabación de la charla, por momentos me siento tentado de hacer un stop y volver a envolverme en el nubarrón, negro pero conocido, conformado por las vacunas, sus dosis, las camas, la cibervigilancia, el desempleo, la deuda, las burbujas, y todo lo demás.
Y supongo que también para él es complicado, ahora mismo, cuadrarse frente a la vida definiéndose como un optimista informado. «Yo soy profundamente optimista porque me he tomado el trabajo de serlo (…) si apagas la televisión y cierras el periódico, y miras los datos duros, no puedes más que ser profundamente optimista; los humanos somos cada vez más, vivimos cada vez más tiempo, tenemos más y mejores medicinas, ampliamos nuestros derechos, estudiamos cada vez más… con la revolución de las comunicaciones que trajo internet, ahora podemos hacer más con menos, y mejor».