Por ahora, la sirena que marca el fin de alerta sonó, aunque la guerra no ha terminado. El 5 de mayo, el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, anunció que la COVID-19 ya no es una “emergencia de salud pública de importancia internacional”: una ESPII.
Esa declaración señala la entrada en una fase diferente de la batalla colectiva de la humanidad contra el coronavirus SARS-CoV-2. ¿Significa esto que la pandemia ha terminado? No. ¿Es prematura la declaración? Las opiniones de los expertos difieren. ¿Cómo será esta siguiente fase de la COVID-19 en los próximos años y décadas? Solo podemos hacer conjeturas cuidadosamente documentadas, pero dos cosas son seguras: el SARS-CoV-2 permanecerá entre nosotros y el virus seguirá evolucionando.
“Lo que significa esta noticia es que es hora de que los países inicien la transición del estado de emergencia a la gestión de la COVID-19 junto con otras enfermedades infecciosas”, dijo Tedros.
Ningún país debe bajar la guardia, ni desmantelar los sistemas de protección creados para la pandemia. No se debe engañar a nadie haciéndole creer que la covid ya no es un motivo de preocupación. Las muertes han ido a la baja desde hace más de un año, pero, a fecha de la semana pasada, la enfermedad seguía matando a un mínimo de 480 personas al día, señaló Tedros. Si eso constituye una emergencia será ahora una cuestión personal, no mundial, que dependerá de si la siguiente víctima mortal eres tú o un ser querido o de si es un desconocido.