El 1º de diciembre último, la empresa Emova -compuesta por Metrovías y Roggio, que ya venían manejando el subte de Buenos Aires- se hizo cargo de la operación del servicio hasta 2033.
Según el nuevo contrato, el pago al concesionario será por kilómetro recorrido y no un canon fijo. La empresa prometió mejorar los talleres y desarrollar un sistema predictivo con los datos de los próximos 3 trenes, además de otros cambios menores vinculados a la cartelería.
Por primera vez en casi 50 años, no hay ninguna estación de subte en obra. El Gobierno porteño cita como argumentos “el contexto macroeconómico” y “el impacto de la pandemia”, aunque los especialistas recuerdan que las obras ya se habían frenado antes de la crisis y de la irrupción del COVID-19.