Los mercados se sorprendieron cuando Chile redujo este mes la tasa de interés, pero el Banco Central ofreció una explicación muy simple: hay mucha más gente en la economía del país.
Eso se debe al éxodo de venezolanos. Más de cuatro millones han huido del colapso financiero y social en esa nación. Aparecen en toda Sudamérica, obligando a bancos centrales y ministerios de finanzas a hacer frente a las consecuencias económicas.
Los países que los albergan deben tener dinero para atención médica y educación y la ayuda internacional no está ni cerca de cubrir sus costos. Aquello está causando problemas presupuestarios en Colombia y Perú, donde la afluencia ha sido mayor. Además, hay señales de rechazo en muchos países a medida que los recién llegados compiten por cupos laborales.
El caso chileno también muestra beneficios potenciales, al menos a largo plazo, como la autoridad monetaria explicó después de su decisión sorpresiva. El argumento fue: hay más personas disponibles para trabajar. Esto deja margen para que la economía crezca sin elevar los precios. El problema, especialmente para los trabajadores, es que también habrá presión a la baja en materia salarial.