Ninguno de los 14 hijos de Tammi Umbel fue a la escuela. Ella se encargó personalmente de educarlos en la casa y motivarlos para que realizaran estudios superiores.
Eso lo hizo mientras desarrollaba una empresa de cosméticos naturales valorada en US$1,7 millones, con un modelo de negocios bastante particular: nunca ha pedido préstamos a los bancos, ni ha aceptado recursos de inversionistas para expandir su negocio.
«Yo quería hacer crecer mi empresa al estilo viejo. Vender, hacer dinero y reinvertirlo. Nunca quise trabajar con capital prestado porque soy musulmana y confío en que haciendo las cosas bien, uno será recompensado».
La primera empresa que fundó fue una compañía textil que no anduvo muy bien. Decidió cerrarla y de inmediato se puso a pensar en un nuevo proyecto.