miércoles 22 de marzo de 2023
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Temblores de volcanes, estruendos del tráfico y cantos de ballenas: la fibra óptica le toma el pulso al planeta

Es como un radar, pero con luz. La detección acústica distribuida se está empezando a utilizar para escuchar los sonidos más íntimos de la Tierra, desde la cima de los volcanes hasta el fondo de los mares.

Andreas Fichtner saca un cable de su funda protectora, dejando al descubierto un núcleo de vidrio más fino que un cabello —una frágil fibra de 4 kilómetros de longitud que está a punto de fusionarse con otra—. Es una tarea complicada, más adecuada para un laboratorio, pero Fichtner y su colega Sara Klaasen la llevan a cabo sobre una capa de hielo ventosa y gélida.

Tras un día de trabajo, han empalmado tres segmentos, creando un cable de 12,5 kilómetros de longitud. Permanecerá enterrado en la nieve y espiará la actividad del Grímsvötn, un peligroso volcán islandés cubierto de glaciares.

Más tarde, sentados en una cabaña sobre el hielo, el equipo de Fichtner observa cómo los murmullos sísmicos del volcán que tienen debajo pasan por la pantalla de una computadora: temblores demasiado pequeños para ser percibidos, pero que la fibra óptica capta con facilidad. “Podíamos verlos justo debajo de nuestros pies”, dice. “Estás sentado allí y sientes el latido del corazón del volcán”.

Fichtner, geofísico de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, forma parte de un grupo de investigadores que utilizan la fibra óptica para tomar el pulso a nuestro planeta. Gran parte de este trabajo se realiza en lugares remotos, desde la cima de los volcanes hasta el fondo de los mares, donde la vigilancia tradicional es demasiado costosa o difícil. Allí, en los últimos cinco años, la fibra óptica ha empezado a arrojar luz sobre los retumbos sísmicos, las corrientes oceánicas e, incluso, el comportamiento de animales.

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