Es fácil olvidarlo tras meses de inflación, crisis energética, y un empecinado invierno demográfico como telón de fondo, pero de vez en cuando las estadísticas dejan buenas noticias. O esperanzadoras, al menos. La Organización internacional del Trabajo (OIT) ofrece un ejemplo claro: entre su archivo de datos hay cifras que muestran con claridad que, si bien sigue representando un problema grave, la pobreza extrema ha ido perdiendo terreno a lo largo de las últimas décadas.
El analista Gilbert Fontana ha excavado en el vasto histórico de la OIT a la caza de un dato muy preciso: los trabajadores que viven bajo el considerado como umbral internacional de la pobreza extrema, un baremo que hasta septiembre se situaba en 1,9 dólares diarios. En la práctica —precisa The Guardian— eso equivale a vivir en el bolsillo con lo que podías comprar en EEUU hace 12 años con 1,9 dólares.
La referencia de 1,9 la dio el Banco Mundial en octubre de 2015, cuando decidió actualizarla al alza desde el valor previo, de 1,25 dólares diarios. El pasado otoño sus técnicos volvían a revisar los datos y elevaban la línea hasta 2,15. “Esto refleja un cambio en las unidades en las que el Banco Mundial expresa sus datos sobre pobreza y desigualdad: de dólares internacionales a precios de 2011 a dólares internacionales a precios de 2017”, anotaba en octubre Our World in Data.