En los archivos filtrados del Pentágono destacan las siglas TS (top secret, alto secreto), y también las siglas SI. Estas letras corresponden a Inteligencia Especial (special intelligence) y revelan que la información procede de inteligencia de señales, es decir, a través de la interceptación de sistemas de información y comunicaciones. Esto incluye escuchas, vigilancia e incluso acceso indirecto a los sistemas burlando la seguridad de los mismos –todo ello como parte de un conjunto de información clasificada recabada a escala mundial por distintas agencias de inteligencia de EEUU–.
La inteligencia de señales comunicó a los 1,25 millones de estadounidenses con acceso a información clasificada como de alto secreto –y a veces incluso a sus aliados británicos– que Rusia había logrado avances menores en el campo de batalla en Ucrania, que el grupo Wagner podría estar autorizado a reanudar el reclutamiento de prisioneros e incluso que piratas informáticos rusos se habían hecho con el control de un gasoducto canadiense que esperan hacer saltar por los aires.
También revelaron que António Guterres, secretario general de la ONU, “parecía molesto” por la idea de tener que reunirse con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en una visita a Kiev; que Zelenski se quejó en una reunión de que Ucrania no tenía misiles de largo alcance “capaces de alcanzar a los soldados rusos desplegados en el interior de Rusia”; y que dirigentes del Mossad, la agencia de inteligencia israelí, “abogaron” por que sus funcionarios protestaran contra los cambios previstos en el poder judicial.