La mayoría de los países que decidieron imponer una cuarentena para tratar de evitar un avance mayor del coronavirus incluyeron a su sistema bancario entre los servicios esenciales. Argentina, no.
A la secuencia del descalabro actual aportó mucho la incorrecta evaluación que hicieron organismos públicos al incrementar exponencialmente la demanda de atención bancaria mientras se mantenía a la vez restringida a la vez la oferta de atención. A eso hay que agregar que la población que se envió a cobrar por bancos es la menos acostumbrada a interactuar con ellos por medios electrónicos o por máquinas, lo que generó innumerables problemas.