Al filósofo François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, no le gustaba mucho el entorno de Versalles. Tanto, que dejó para la posteridad una frase contundente al hablar de una habitación en la que se alojó, describiéndola como “el agujero de mierda con peor olor en todo Versalles”. Uno podría pensar que el filósofo era un poco delicado, pero no. El gigantesco palacio francés, icono del esplendor de la monarquía parisina, fue en esa misma época un estercolero en el que lo del glamour era algo relativo.
Así se cuenta en Esta historia apesta , un libro escrito por la historiadora y divulgadora murciana Alejandra Hernández y en el que recupera algunos de los episodios más escatológicos de la historia de la humanidad. Desde los baños de leche de burra de Cleopatra a la pocilga de Versalles, pasando por pelucas de reyes hechas con vellos púbicos de sus amantes o enjuagues de orina. Una ristra de extravagancias en las que se demuestra que los términos de ir limpios y aseados que conocemos hoy son mucho más modernos de lo que uno suele imaginar.