martes 6 de junio de 2023
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Una urbe de hierro: ¿por qué hay 600 kilómetros de andamios en Nueva York y por qué algunos llevan 10 años puestos?

Cuando los neoyorquinos despertaron, los andamios, como el dinosaurio de Monterroso, todavía estaban allí. Cuesta precisar cómo y cuándo arrancó la pesadilla. Empezaron siendo un recurso para evitar accidentes dramáticos, como el desprendimiento de piezas de cerámica que costó la vida a la estudiante universitaria Grace Gold en mayo de 1979. Luego proliferaron de manera desordenada en la última década del siglo XX, se apoderaron de la ciudad a raíz de la crisis inmobiliaria de 2008 y la pandemia ha contribuido a enquistarlos en sus aceras. Penelope Green, experta en estilo y diseño de The New York Times, los describe como “el denostado y precario exoesqueleto de Nueva York”, la manta que cubre la ciudad “ocultando algunas de sus fachadas más emblemáticas, pero protegiendo, eso sí, a sus ciudadanos de los desprendimientos, del viento y de la lluvia”.

Fran Henley, administrativa de 39 años, residente en el barrio de Clinton, en Manhattan, vive desde hace años rodeada de edificios cubiertos con andamios: “Ahora mismo veo tres desde mi ventana y hay otros dos que quedan algo más ocultos, a mi izquierda, camino de la estación de metro”, cuenta entre divertida y resignada en conversación telefónica con ICON. El andamio de uno de esos edificios, situado en Broome Street, se vino abajo en marzo de 2018 como consecuencia del viento. “No hubo muertos ni heridos, pero destruyó por completo un parking privado que había junto a la acera”, explica Henley. Cinco años después, un nuevo andamio sustituye al que se derrumbó en su día. Los andamios “siempre vuelven”. La residente asegura que se trata de un problema endémico: “Vivimos rodeados de estructuras efímeras que se convierte en permanentes, dejan sin luz natural a los inquilinos y afean la ciudad”. Es un problema para los que la visitan y se topan con una Nueva York que ha perdido parte de su tradicional fotogenia, pero sobre todo supone “un desastre cotidiano” para los que viven en ella.

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