Por estos días, caminar por Valparaíso dista mucho de ser el agradable paseo que atrae cada año a miles de turistas ansiosos por conocer uno de los lugares más particulares y atractivos de Chile.
Al llegar, la recepción te la da una intensa brisa de gas lacrimógeno. A tu alrededor, de inmediato puedes observar gente con mascarillas, algunos estornudos y ojos irritados.
Todo se complementa con miles de pedazos de vidrio esparcidos por las calles.
Y no es lo peor.