El jefe del SUTERH agiganta su negocio en los medios mientras surfea el poder con un pie en cada tabla. Abrazo progresista y silla a la mesa del establishment.
Veinte años después, Víctor Santa María logró cumplir uno de los objetivos que se propuso a fines de la década del noventa, cuando fundó la revista Caras y Caretas: dejar de ser solo un sindicalista. El jefe del SUTERH montó una formidable estructura que le permite hoy sentarse a la mesa de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) con el traje de un hombre de medios que tiene trato con los dueños de las grandes empresas de comunicación. Sin embargo, el otro propósito que se había fijado en sus inicios, según cuentan sus amigos de toda la vida, le resulta más esquivo. Ahora lo ve claro: revertir la mala imagen que tienen algunos emblemas del sindicalismo, lo que el hijo de José “Pepe” Santa María pretendía lograr, no depende únicamente de acumular propiedades, lo que puede incluso convertirse en un arma de doble filo.