Somos la peor especie que ha invadido la tierra. Todo esfuerzo conservacionista está condenado al fracaso, y todo aquel que no lo diga será porque está recibiendo subvenciones o poque es “un incrédulo sin nada mejor que hacer”. Es la opinión de Karl Ammann, fotógrafo de animales salvajes y comprometido activista con cuatro décadas de trabajo a sus espaldas cubriendo la vida de distintas especies amenazadas en África y el sudeste asiático.
La destrucción de lo indómito. En un siglo la población de tigres presentes en las tierras de todo el mundo ha pasado, según estimaciones, de 100.000 ejemplares a menos de 4.000. En cautividad han pasado a ser 12.500. Son los estragos de ser una de las especies de mamíferos más preciadas por la medicina alternativa, los cazadores y los ricos turistas sin escrúpulos, un negocio que mueve 19.000 millones de dólares anuales.