El Gobierno boliviano de Evo Morales dio un nuevo y casi definitivo paso rumbo a la nacionalización de los hidrocarburos: consiguió la aceptación de las compañías petroleras y gasíferas para aumentar la renta petrolera estatal del 50% al 82%, devolver el control de las reservas a YPFB y transformarse en prestadoras del Estado.
El acuerdo, suscrito cerca de la medianoche del sábado, cuando expiraba el plazo previsto, pone fin una serie de idas y vueltas que hacían peligrar la estabilidad institucional. Morales había anunciado la nacionalización, pero luego debió reconocer que se había apresurado, porque aún no contaba con las herramientas legales y económicas para llevar a cabo el proceso.
Como consecuencia de la nacionalización, Bolivia pasará de ganar 500 millones de dólares al año a 1.000 millones en 2007 y a 4.000 millones dentro de cuatro años, cuando entre en vigencia el acuerdo gasífero con Argentina.
Morales, por su parte, le prometió a las empresas: “Vamos a respetar lo que siempre han pedido: ‘La seguridad jurídica’”. Además, consideró que el contrato consolida definitivamente el proceso de nacionalización, por lo que expresó: “Misión cumplida”, ante la ovación de los asistentes.
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