Durante la madrugada de ayer explotaron tres bombas en la capital de México, mientras que otras cinco pudieron ser desactivadas. Un grupo guerrillero se adjudicó la autoría de los atentados, lo que coloca a la crisis en la ciudad de Oaxaca como centro de las especulaciones.
Las explosiones no causaron víctimas pero sí afectaron la sede del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Tepjf), a las oficinas nacionales del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y a un banco comercial. Luego, dos bombas más fueron desactivadas por la policía: en otra sucursal bancaria y en una calle céntrica de la ciudad.
En un comunicado, la coalición identificada como Coordinadora Revolucionaria, dice: «asumimos plena responsabilidad de estos hechos y ofrecemos sentidas disculpas a los ciudadanos que hayan sido sustraídos de su cotidianidad».
Según los rebeldes, sus amenazas se materializarán si Ulises Ruiz, el gobernador del sureño estado de Oaxaca, permanece en el cargo, sigue siendo respaldado por el Gobierno federal del Partido Acción Nacional (PAN) y si las fuerzas federales no salen de Oaxaca.
El presidente Vicente Fox y el presidente electo Felipe Calderón condenaron los atentados, mientras que la Secretaría de Gobernación –-responsable de la seguridad nacional– calificó los hechos como “absolutamente despreciables”
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www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-75780-2006-11-07.html
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