La segunda vuelta de las elecciones presidenciales de hoy domingo terminará con una campaña violenta enmarcada por el clima de inseguridad general que se vive en Guatemala. El balotaje se dirimirá entre el moderado Álvaro Colom y el derechista Otto Pérez Molina.
A la primera vuelta del 9 de setiembre la ganó el ingeniero Alvaro Colom, de la socialdemócrata Unidad Nacional de la Esperanza, por apenas 5 puntos (28%) sobre su rival, el general retirado Otto Pérez Molina (23%), del derechista Partido Patriota. Sin embargo, de entre la mayoría de los sondeos que auguran una pelea palmo a palmo para hoy, se destaca una última encuesta difundida el viernes que indica una mayor intención de voto para Molina (52% a 47%).
El clima que acompañó toda la campaña es de un alto nivel de violencia, con 59 muertos -entre ellos, algunos funcionarios y candidatos- y 89 atentados. Pero esto se inscribe en una sensación cotidiana de inseguridad que vive la población guatemalteca en la calle.
Precisamente, en este país con más de la mitad de su población viviendo bajo la línea de pobreza, el eje de la campaña electoral pasó por tres temas fundamentales: inseguridad, impunidad y desigualdad: los narcos y las bandas marginales juveniles han ganado las calles desde hace un tiempo.
A punto tal es sensible el clima de inseguridad, que ambos candidatos se mostraron favorables a reinstaurar la pena de muerte en el país. Así también, mientras el socialdemócrata Colom propone un programa de lucha contra la pobreza para acabar con la delincuencia, el general Molina (ex-represor durante el período dictatorial) fundamenta su plataforma en la «mano dura» contra el crimen.
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www.elmundo.es/elmundo/2007/11/03/internacional/1194116195.html
www.elpais.com/articulo/internacional/elpepuint/20071104elpepuint_1/Tes
www.lavanguardia.es/lv24h/20071104/53408803198.html
