Aprovechando un descuido de los guardias, el ex teniente coronel del Ejército Julián Corres se fugó ayer de una comisaría en Bahía Blanca, donde esperaba el juicio por crímenes de lesa humanidad. Está acusado de ser uno de los principales interrogadores del centro clandestino “La Escuelita”, que operaba bajo el mando del Quinto Cuerpo.
Los efectivos de la dependencia que la Policía Federa tiene en Bahía Blanca notaron la ausencia de Corres a las 8 de la mañana. Según la versión oficial brindada por el jefe de la delegación bahiense, Gustavo Scelsi, desde la 6 estaba de guardia el oficial ayudante Cristian Alberto Bértoli, quien minutos antes le había autorizado al represor ir al baño.
Según se supo, el juez federal Alcindo Álvarez Canale había ordenado el traslado de Corres al penal de Marcos Paz el 25 de junio pasado, y hasta ayer nadie podía explicar por qué el represor seguía en Bahía Blanca. El represor fue detenido el pasado 3 de abril en el microcentro porteño, alcanzado por la Justicia tras la derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
Julián “Laucha” Corres es uno de los ocho militares y tres ex efectivos del Servicio Penitenciario que la Justicia bahiense investiga por muertes, desapariciones y torturas en la zona de influencia del V Cuerpo durante la última dictadura militar. Está acusado de ser quién operaba la picana eléctrica en “La Escuelita”.
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