El presidente norteamericano, George W. Bush y su par francés, Nicolás Sarkozy, se reunieron ayer en Washington para analizar la forma de salir de la crisis que desde hace semanas sacude a los mercados mundiales: el mandatario galo viene insistiendo en la necesidad de plantear los lineamientos de un nuevo sistema financiero internacional. Sin lograr (aún) ese objetivo, Sarkozy se llevó la promesa de una futura cumbre entre el G8 y las economías emergentes.
El encuentro se realizaría “antes del fin de noviembre”, según adelantó Sarkozy al salir de la residencia de Camp David, donde compartió con Bush una cena de tres horas. Del encuentro también participó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
Tanto Sarkozy como Barroso vienen insistiendo en la necesidad de formular un nuevo Bretton Woods, la serie de acuerdos que rigen las finanzas internacionales desde 1944. Sin embargo, Bush no se mostró del todo de acuerdo con la idea y advirtió sobre los efectos negativos que podría tener sobre la actividad económica mundial. Washington teme perder el liderazgo.
De acuerdo a lo adelantado ayer por ambos mandatarios, la cumbre entre el G8 y los países emergentes se realizaría el mes que viene, en Estados Unidos, aunque resta definir el lugar preciso. El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, había ofrecido la sede neoyorquina de esa entidad.
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