Había claras muestras de pesimismo ayer en San José de Costa Rica, pese a que nadie se animaba a hablar de “fracaso” (aunque esa es la sensación que va ganando lentamente la escena): durante dos días de negociaciones, las delegaciones que representan a Manuel Zelaya, presidente depuesto de Honduras, y Roberto Micheletti, mandatario de facto, no lograron ponerse de acuerdo en torno a una salida consensuada a la crisis política que vive ese país centroamericano.
A instancias del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, en San José se vivieron dos días de febriles reuniones sin resultados positivos. Refiriéndose a las posiciones entre las partes, el canciller costarricense aseguró que siguen siendo «antagónicas y con mucha intransigencia».
De igual manea se manifestó el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, quién dijo que «las cosas se habían puesto bastante más rígidas» y agregó que «hay falta voluntad de discutir». El pesimismo parece haber ganado el ambiente a dos semanas del golpe de estado que sacó a Manuel Zelaya de la presidencia hondureña.
El esperado encuentro entre Micheletti y Zelaya finalmente no se dio. En tanto, ayer renunció el canciller del gobierno de facto, Enrique Ortez Colindres, quien días atrás había llamado ‘negrito’ al presidente estadounidense Barack Obama.
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