Tras conocerse la existencia de una segunda planta de enriquecimiento de uranio en Irán, el presidente de Estados Unidos, Barak Obama, no descartó tener que llegar a la opción militar contra el régimen de los ayatolas. Sin embargo aclaró que prefiere la vía diplomática para conseguir el cese de la actividad nuclear.
«No descarto ninguna opción en lo que se refiere a la seguridad nacional, pero la vía diplomática sigue siendo el camino preferido», dijo Obama en una rueda de prensa tras concluir la cumbre del G-20, en Pittsburgh. El primer ministro de Gran Bretaña, Gordon Brown, y el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, también condenaron abiertamente el ocultamiento a la comunidad internacional de la segunda planta iraní.
En el mismo sentido se expresaron los mandatarios de Alemania, Ángela Merkel, de Rusia, Dimitri Medvedev, y de China, Hu Jintao.
Irán intentó relativizar la importancia de su planta aduciendo que aún no está terminada y que será destinada exclusivamente a la generación de energía. Desde Nueva York el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, dijo que algún día Obama se «arrepentirá» pero aclaró: «No tenemos ningún problema con que haya inspecciones de las instalaciones. No tenemos miedo.»
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