viernes 26 de julio de 2024
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Por qué los vinilos no son mejores que los CDs

En Estados Unidos, el año pasado, se vendieron el equivalente a 243,5 millones de álbumes digitales, comparado con 165,4 millones de CDs y 6,1 millones de discos de vinilo. Más allá de perder en la competencia por las ventas existe una creencia de que quien consume LPs escucha «mejor» música. ¿Es eso cierto?

Hay, sin duda, algo satisfactorio en escuchar discos de vinilo. Colocarlos en la bandeja, bajar la púa, verlo y sentirlo girar. Es más divertido que escuchar un MP3 o un CD. ¿El sonido es diferente? Seguro. Pero no nos engañemos, no se escucha mejor.

En un nivel teórico, como afirma Dylan Mathews, no existe ninguna razón por la que los vinilos deberían tener mejor calidad de sonido. Existen problemas de base como los mecanismos de codificación que no tienen equivalentes en los CDs. Los vinilos están limitados físicamente por el hecho de que los registros han de ser capaces de ser reproducidos sin saltarse o causar distorsión. Ambas cosas limitan el rango dinámico -diferencia entre la nota más fuerte y la más suave- y la gama de tonos o frecuencias que se pueden escuchar.

Si las notas tienen un tono muy bajo, significa que menos audio va a poder entrar en un tamaño determinado de vinilo. Si las notas son muy altas, la púa difícilmente pueda seguirlas, lo que producirá distorsión. Por distintos métodos, los ingenieros de masterización recortan las notas extremadamente altas o bajas, lo cual altera el producto sonoro final. Ejemplo de esto son los sonidos agudos que se escuchan en numerosas ocasiones al decir las letras «s» o «z». A veces son retocadas con edición posterior y en otras ocasiones se solicita a los artistas volver a grabar esas pronunciaciones.

Si bien «de-esear» las canciones se utiliza en otros formatos también, en ellos la decisión recae exclusivamente en una cuestión estética, mientras que en el vinilo es una necesidad técnica.

¿Qué pueden hacer los CDs?

Dado que los CDs se basan en samplear una señal analógica siendo grabada, tienen frecuentes limitaciones. Mientras que los vinilos, en teoría, codifican una onda de radio suave, los CDs crean esa onda sonora a partir de varios puntos luego combinados. «No importa qué tan alta sea una frecuencia de muestreo», dijo Eliot Van Buskirk una vez, «nunca puede contener todos los datos presentes en una ranura analógica».

Eso es verdad. Los CDs funcionan mediante la adopción de un grupo de muestras de una onda de audio de origen y se encadenan juntos. Pero esta crítica es engañosa por dos razones. Por un lado, el vinilo no está libre de errores, y el surco analógico de un disco determinado no es exactamente una réplica de lo grabado en el maestro debido a las limitaciones de las frecuencias extremas. Es cierto que los CDs no pueden reproducir exactamente todo el audio que hay en su respectivo master, pero tampoco pueden los vinilos.

Más importante, el volumen de sampleado que los CDs efectivamente realizan, debería ser suficiente para que el oído humano escuche una réplica absoluta del original. La tasa de sampleo para CDs es de 44.1 kHz (se grabó 44,100 veces por segundo), y puede capturar frecuencias de hasta 20 kHz. Incluso con el paso del tiempo los ingenieros de sonido han desarrollado técnicas que permiten que la calidad del sonido sea aún mejor y luego comprimen la frecuencia para llegar hasta los 44.1 kHz para el CD.

Aún si algún método de grabación puede soportar frecuencias por encima de los 20 kHz, no importa si el micrófono no es capaz de capturarlas en primera instancia, o un parlante no puede reproducirlas. Y la mayoría de los estudios no tienen micrófonos superiores a los 20 kHz y es muy raro que tengan parlantes que reproduzcan frecuencias superiores a eso. De hecho, la mayoría de los sistemas de reproducción tiene un filtro de paso bajo que atenúa todo por arriba de esa marca.

Al fin y al cabo lo que importa es que los CDs pueden generar copias más fieles al sonido original que los vinilos.

¿Por qué la gente ama los vinilos entonces? Precisamente porque suenan mal. El ruido de fondo que distorsiona el sonido original es una de las cosas que más adoran los fans de los clásicos LP.

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