Elaborar una tesis es un proceso complejo, sobre todo porque intervienen distintas cuestiones que no solo se corresponden con el plano racional, metodológico o lógico, sino también con el emocional. Quienes hayan desarrollado una tesis conocen los altibajos que se producen durante la escritura, ya que se comienza con entusiasmo, se transita por mesetas y se llega al final con pocas fuerzas. Todo sobre la tesis. Del proyecto a la defensa ofrece pistas que ordenan el recorrido del tesista durante las etapas de la investigación científica para que pueda abordarlas paso a paso y organizar su trabajo. En ese sentido, este libro se plantea como una guía práctica que transita todos los elementos de una tesis: desde el planteamiento del problema, objetivos, hipótesis, construcción del marco teórico o aspectos metodológicos, hasta las formas de citar, presentación formal y tips para una buena defensa oral. Los apartados presentan ejercicios para reflexionar y avanzar en la materialización de las distintas etapas, así como los errores frecuentes que suelen cometerse y sugerencias para poder resolverlos. Cada capítulo brinda al lector y lectora un acompañamiento, práctico y ameno, en la tarea solitaria de elaborar una tesis.
A continuación, un fragmento a modo de adelanto:
La cuestión ética
Se entiende por ética a la ciencia de las reglas y motivos que guían las acciones de las personas, así como los principios que las guían a ser buenas y dignas de aprobación, tanto por la conciencia propia como por la ajena (De Matteis, 2005). Se considera, por consenso general en el ámbito científico, que la reflexión sobre los principios éticos y su revisión son responsabilidad de cada investigador y dependen en gran medida de la complejidad de su objeto, las recomendaciones y prácticas habituales de cada comunidad (Carranza y Vidal, 2013). Así, la ética señala qué actos son correctos o incorrectos, cuáles obligatorios o prohibidos, proporcionando fundamentos para las normas que propone. Otros autores han indicado también que implica la aplicación de acciones o costumbres consideradas buenas, convertidas en normas obligatorias, que debe cumplir el ser humano para mantener el respeto de sus semejantes (Villarroel y Quishpe, 2018).
La ética se encuentra vinculada fuertemente a la responsabilidad, que conlleva asumir las consecuencias de nuestras decisiones y acciones (De Febres, 2007). Se considera que ser responsable implica el cumplimiento integral de aquellas obligaciones, atendiendo a sus capacidades y al espacio social que transita. De esta forma, un investigador responsable deberá seguir y respetar los protocolos requeridos por los organismos pertinentes que regulan esta actividad en su contexto, asumiendo las consecuencias de las faltas a estas normas.
Aprobación de la comisión deontológica
En el marco del desarrollo de un trabajo de investigación (tesis o artículo científico), las acciones llevadas a cabo se deben realizar en función de los protocolos establecidos por los comités de ética correspondientes. Estos organismos son los encargados de salvaguardar la integridad de los sujetos participantes de la investigación, tanto de los investigadores como de la población objeto de estudio. Es decir, promueve el cuidado y respeto de los sujetos (humanos o animales) involucrados en el proceso de investigación, para que no sean expuestos a perjuicios innecesarios y para que no se desarrollen investigaciones contrarias a los códigos de ética social y comunitariamente acordados.
En general, los comités de ética encargados de aprobar o no un proyecto de investigación pertenecen a la universidad de uno o más de los autores de un trabajo. Y dicha aprobación (con número de resolución) es un requisito cada vez más común para la publicación de resultados de un trabajo científico. De esta manera, estos comités se constituyen como mecanismos de control para que la ejecución de investigaciones de todo tipo cumpla los principios y requisitos que estipula la universidad u organización en la que se desarrollan. En este sentido, el investigador debe informarse con anterioridad si las técnicas que pretende utilizar para su investigación se ciñen a estas normativas, que son pertinentes y confiables. Además, se deberá tener seguridad en la utilidad y necesidad de la investigación, atendiendo al impacto social que esta pueda generar (Ñaupas et al., 2013). Finalmente, en caso de estar trabajando con seres humanos, se debe contar con un consentimiento informado y además respetar la confidencialidad de los datos, puntos que se abordan a continuación.
El consentimiento informado
Con relación a la ética del trabajo de campo con seres humanos, una de las cuestiones más aceptadas es la necesidad de contar con un consentimiento informado. Se trata de un acto por el cual el investigador describe al participante, de la manera más clara posible, el procedimiento a seguir, detallando posibles beneficios y riesgos que este implique. Requiere que los participantes puedan comprender y aprobar dicho procedimiento. Por ello, en el caso de menores o personas con, por ejemplo, discapacidad intelectual, deberá ser firmado por un tutor legal, normalmente los padres. Puede ser escrito u oral, siendo recomendable obtenerlo por escrito, para facilitar su guardado, en caso de que la investigación pueda ser auditada.
El consentimiento informado posee una doble utilidad, en tanto protege no solo los intereses de los sujetos a observar, sino también los del investigador, que pudiera enfrentarse a alguna acusación posterior (Ñaupas et al., 2013). Las ventajas de utilizar formularios firmados de consentimiento residen en una mayor probabilidad de que los participantes comprendan lo que implica su participación, sus derechos y cuestiones de confidencialidad y anonimato (Wiles et al., 2005).
El manejo de datos sensibles
Cuando se trabaja con personas, es necesario asegurar a los participantes de la investigación y cumplir con el resguardo de sus datos personales. Esto implica no difundir y procurar guardar en un espacio seguro aquellos datos que puedan servir para identificar a los participantes, contactarlos y conectar sus respuestas a los instrumentos aplicados a su identidad.
Estos criterios son aplicables a cualquier investigación, pero cobran mayor relevancia cuando los datos recabados son de carácter privado, médico o cuando se investiga a poblaciones menores de edad. De esta manera, al publicar los resultados se sugiere, cuando sea posible, modificar los nombres de los participantes, si por ejemplo se tiene que citar aquello que han expresado.
El plagio
El plagio consiste en presentar una idea de un autor o autora (tanto en ciencia como en arte) como si fuera propia, sin mencionarlo o darle crédito por ella. Es un error común de investigadores nóveles, más por desconocimiento, desestimación de su gravedad y por pereza intelectual que por mala intención, pero erróneo al fin. Si bien en el ámbito científico se promueve la integración de conocimientos obtenidos por distintos autores, es imprescindible acreditarlos por sus producciones. Por ello, existen normas como las ya explicadas anteriormente (por ejemplo, APA, ISO, Vancouver, etc.), que regulan la forma en la que se debe dar crédito a la autoría del conocimiento (Ñaupas et al., 2013).
Otro aspecto a cuidar del plagio es el denominado autoplagio. Esto implica usar una investigación propia anterior y presentarla en el texto como algo nuevo y original. Es decir, aun si el autor expresa una idea original y propia, pero ha sido publicada antes, esto debe referenciarse de manera apropiada en el texto.
Para hacer frente a este problema, hoy existen programas de detección de plagio, que comparan el texto presentado con una base de datos. Estos programas son cada vez más usados por revistas, editoriales y universidades. Un estudiante, docente o investigador acusado de plagiar puede llegar a ser castigado con sanciones, normalmente de parte de la institución en la que desarrolla su práctica. Las sanciones pueden ir desde una suspensión hasta cese/despido y consecuente pérdida de credibilidad.
La comunicación de los resultados
El investigador deberá procurar realizar la comunicación o publicación, al menos parcial, de los resultados de la investigación. Es importante que las tesis estén disponibles para su consulta en repositorios institucionales y que se promueva la publicación en revistas científicas. Los motivos principales para publicar los resultados obtenidos son varios y van más allá de los beneficios personales para los autores (como engrosar el currículum y las estadísticas académicas propias). Por un lado, se contribuye a la generación de conocimientos en un área específica, ayudando a que otros investigadores avancen en su propio trabajo científico. El trabajo científico no surge de la nada, se hace a hombros de investigadores anteriores. En segundo lugar, actualizar el conocimiento en un campo disciplinar tiende a mejorar las prácticas dentro de él, lo que beneficia a los profesionales y a la sociedad en general. Tercero, normalmente los sujetos de la población estudiada y las instituciones que han colaborado con que la investigación se lleve a cabo requieren conocer los resultados obtenidos, ya que han invertido tiempo u otros recursos en dicha tarea.
Otro punto importante con relación a la publicación de los resultados es garantizar su veracidad. Los investigadores deben poder comunicar el conocimiento que ha resultado de su investigación en forma verdadera, es decir, sin falsear. En principio, esto puede parecer obvio, pero tanto por errores involuntarios como por un intento de “agrandar” los resultados suele ser una práctica observada en el mundo académico. Un mecanismo de control, a fin de evitar la falsedad de resultados, es poner a disposición de otros investigadores la matriz de datos y otros materiales necesarios para replicar el estudio realizado. Esto suele ser un requisito, cada vez más común, para la publicación de trabajos en la mayoría de las revistas científicas.
Finalmente, la comunicación de resultados científicos (en tesis, pero especialmente en publicaciones en revistas) requerirá incluir un apartado de declaración y reconocimiento de algunos aspectos del trabajo realizado. Entre estos aspectos, se suelen incluir:
La financiación. Es un apartado donde se indica si se han recibido fondos de algún tipo para realizar el proyecto de investigación, con los códigos y datos correspondientes. Por ejemplo, becas o ayudas recibidas.
Declaración de conflicto de intereses. Un conflicto de intereses se produce en circunstancias en las que el juicio de uno o más de los investigadores (sobre, por ejemplo, la seguridad de los participantes o la validez de la investigación) puede estar afectado por otro interés, como por ejemplo un beneficio financiero. En la publicación en revistas científicas, fundamentalmente, es un requisito aclarar si existen o no conflictos de interés entre los autores del trabajo y, de ser así, de qué tipo.
Agradecimientos formales (los personales son opcionales). Consiste en un apartado donde se mencionan las instituciones y personas que han colaborado para facilitar y posibilitar la investigación. Por ejemplo, instituciones que han abierto sus puertas a los investigadores para realizar el trabajo de campo y recabar datos.
Declaración de Helsinki. En algunas universidades y revistas, se solicita a los investigadores que, si se ha estudiado a seres humanos, se especifique el respeto a lo estipulado por la Declaración de Helsinki. Esta formaliza los principios éticos para las investigaciones médicas en seres humanos, según la Asamblea Médica Mundial. Entre estos principios, la declaración indica: asegurar el respeto a todos los seres humanos; proteger su salud, sus derechos individuales; compensación frente a posibles daños ocasionados; la confidencialidad de sus datos; el mínimo daño ambiental posible, y el respeto de las normativas y aspectos legales del país donde se desarrolle el estudio (AMM, 2013).