Ante la escasez de mano de obra en Japón, algunos empresarios rechazan las renuncias de sus empleados. Y así surgió un nuevo servicio: una empresa que ayuda a los trabajadores a renunciar.
Yuta Sakamoto estaba cansado de su trabajo vendiendo proyectos de mejora del hogar, y de la exigencia de su jefe de que ayudara a limpiar las obras de renovación los fines de semana. Un día se armó de valor y anunció que quería renunciar. Pero su jefe le advirtió de que estaría arruinando su futuro, y Sakamoto se echó atrás. Entonces, un amigo le propuso una solución. Sakamoto no tenía que enfrentarse de nuevo al jefe: podía contratar a alguien que lo hiciera por él. Tras enviar 200 dólares y los detalles de su caso a una agencia de despidos, por fin era un hombre libre. «Me habría destrozado mentalmente si hubiera seguido», dice Sakamoto, de 24 años, que encontró un nuevo trabajo como vendedor en una imprenta.
La escasez de mano de obra en Japón hace que los empleados mal pagados o con exceso de trabajo tengan otras opciones hoy en día. El problema: en este país tan educado hay mucha gente que odia la confrontación. A algunos les preocupa causar un trastorno al marcharse, o les aterra la idea de generar chismes en la oficina.
La agencia en cuestión se llama Exit. Toshiyuki Niino la cofundó para ayudar a la gente a renunciar después de experimentar sus propias dificultades para dejar el trabajo. «Yo era demasiado tímido o estaba demasiado asustado para decir lo que pensaba», dice Niino, de 34 años. «Los japoneses no están educados para debatir y expresar opiniones».
Exit gestiona ahora más de 10.000 casos al año en los que su personal renuncia en nombre de los clientes. Han surgido muchos competidores, con nombres como Mo Muri – «ya no puedo más»- o Yametara Eenen, que pregunta «¿por qué no renuncias?» en el dialecto de Osaka.
Con un 2,7% de desempleo y una población que envejece rápidamente, Japón se enfrenta a un problema de escasez de mano de obra. Teikoku Databank, una empresa de investigación de Tokio, afirma que la escasez de personal es la razón más común citada para los problemas empresariales, y un récord de 313 empresas quebraron en el año por esta causa.
Los salarios están subiendo y por fin han empezado a superar a la inflación este verano, pero muchas empresas no pueden o no quieren pagar lo suficiente para retener a los trabajadores. Una brecha generacional lleva a algunos directivos de más edad a esperar que los trabajadores muestren una lealtad absoluta a la empresa.
A medida que proliferan las historias de éxito de renuncia a través de agencias, los japoneses que no pueden permitirse esos servicios se vuelven creativos. Un usuario de X publicó: «No tenía dinero para gastar en una agencia de renuncias, así que me hice pasar por un agente y presenté mi dimisión».
Y el realismo mágico japonés no se detiene allí: resulta que muchas empresas, desesperadas por contratar personal, han llegado a ponerse en contacto con agencias de renuncias para preguntarles si tienen a alguien para recomendar.