viernes 4 de julio de 2025
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La lectura en la era de la inteligencia artificial: ¿estamos ante el fin del texto tal como lo conocíamos?

Durante siglos, leer fue una experiencia bastante estable: mover los ojos en silencio sobre una página, a nuestro ritmo, sin interrupciones. Pero hoy esa práctica está en transformación. La llegada de los smartphones, el acceso permanente a contenidos digitales y, más recientemente, la irrupción de la inteligencia artificial, han hecho que el acto de leer cambie no solo en su forma, sino en su sentido más profundo.

Los modelos de lenguaje como ChatGPT o Claude están diseñados para “leer” cantidades masivas de texto, resumirlo, reformularlo, explicarlo o reescribirlo según las necesidades del usuario. Esto abre nuevas posibilidades: desde facilitar la lectura de textos complejos (como Dickens) hasta construir versiones personalizadas, resumidas o adaptadas a distintos formatos (audio o video por ejemplo). A la vez, plantea una paradoja: el lector, equipado con IA, deja de ser un receptor pasivo para convertirse en editor, adaptador o incluso remezclador de los textos que consume.

El artículo plantea un cambio de paradigma: podríamos estar ingresando a una etapa donde leer el “original” ya no sea lo común, sino la excepción. Leer será, cada vez más, interactuar con versiones reescritas, comentadas o transformadas en tiempo real. Como ocurre con la música, donde hay múltiples remixes de una misma canción, podríamos tener distintas versiones de una misma novela, adaptadas a cada tipo de lector, situación o preferencia.

Esta evolución no es necesariamente negativa. Puede democratizar el acceso a ideas complejas, facilitar el aprendizaje y dar nueva vida a textos olvidados. Pero también nos obliga a repensar qué valoramos de la lectura: ¿la historia o la forma en que está contada? ¿El contenido o la voz del autor? ¿El conocimiento o la experiencia estética?

Si la IA puede resumir, editar y “leer” por nosotros, ¿cuál será el nuevo lugar de la escritura original? ¿Cómo se distingue a un lector profundo de uno asistido por máquinas? ¿Qué sentido tendrá ser “bien leído” cuando todos podamos acceder al “resumen perfecto” de cualquier obra?

Quizás, como sugiere el autor, el texto deje de ser un producto acabado y pase a ser un punto de partida, un nodo dentro de un sistema más amplio de conversación, aprendizaje y transformación. Un medio transitorio, más que un fin en sí mismo. Y eso, para bien o para mal, cambiará radicalmente el ecosistema cultural que la edición ha conocido hasta ahora

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