martes 16 de abril de 2024
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Tiene 86 años y vive en un crucero de lujo desde hace siete

Para muchas personas un crucero alrededor del mundo en un barco de lujo es tan solo una fantasía, pero para Lee Wachtstetter es parte de su vida diaria. Esta señora de 86 años ha estado viviendo en la embarcación «Crystal Serenity» por los últimos siete años y casi nunca pone un pie en tierra firme.

Esta mujer de Florida vendió su casa de cinco habitaciones en Fort Lauderdale apenas perdió a su esposo, Guy Mason Wachtstetter, quien murió de cáncer, y se trasladó al camarote de un barco de la línea Holland America. Cuando la nave suspendió su programa de baile, ella se mudó con los 1.070 pasajeros del Crystal Serenity, donde ha estado viviendo por los últimos siete años.

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Es conocida como «Mama Lee» entre las 600 personas del staff y recalca que ha pasado la mayor parte de su matrimonio de 50 años viajando en cruceros. «Mason era un banquero y me enseñó a amar los cruceros. Durante nuestros años juntos hicimos 89 viajes en ellos. El día antes de que muera, en 1997, me dijo: `No dejes de viajar´, y aquí estoy, viviendo libre de stress y dentro de un cuento de hadas «.

La octogenaria ha completado alrededor de 200 travesías, incluidas 15 alrededor del mundo. A pesar de la embarcación en la que vive ha parado en 100 países, ella raramente baja. Asimismo se mantiene en contacto con su familia por internet y los visita cuando llega a Miami. Sin embargo, admite que extraña a sus hijos y sus nietos pero dice: «Tienen sus propias familias y hacen lo que es correcto para ellos».

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También, cuenta que disfruta mucho de bailar y cada noche lo hace después de la cena. No obstante, vivir en el  Crystal Serenity tiene un costo estimado de $164.000 dólares por año, incluyendo su habitación, comidas, bebidas, los programas de baile, entretenimiento, películas, lecturas y los cocteles con los capitanes. Incluso, hay un patio de comidas, locacles como Christian Dior, un teatro, entre otros.

Aparte del baile y de otras actividades programadas, Lee dice que ella se ha mantenido ocupada con el bordado. Todo lo que hace se lo regala a la tripulación, a quien ya considera como miembros de su familia. De hecho, la tripulación hace un gran esfuerzo para hacerla sentir tan bien que ella no cree que pueda volver a ajustarse al mundo real.

Lee está extremadamente saludable para su edad, lo que contribuye a que pueda pasar su tiempo en el barco. Además, no toma ninguna medicación y prefiere estar tan lejos de los médicos como sea posible. «Ahora tengo artritis y no quiero lidiar con adoquines y tampoco uso escaleras. Estoy agradecida de que aún pueda bailar y no quiero hacer nada que me ponga en riesgo y me aleje de esto», explicó.

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