jueves 28 de marzo de 2024
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«Fake news, trolls y otros encantos», de Ernesto Calvo y Natalia Aruguete

Si pudiéramos retrotraernos al origen de las redes sociales, ese momento en el cual por primera vez dos usuarios compartieron la foto de un gato dormido en el regazo de un perro, nos resultaría difícil imaginar el mundo político-mediático que habitamos hoy. ¿Por qué abandonamos la promesa de una comunicación irrestricta, horizontal y democrática para entrar en este páramo de operaciones políticas, fake news, narcisismo y conflicto?

Este libro explora y describe en profundidad cómo funcionan las redes sociales. Mediante el cruce entre ciencia política, comunicación y las más avanzadas metodologías de análisis de redes explica, por ejemplo, cómo se propagan contenidos y por qué fluye (o no) la información, cómo se provoca la polarización, cómo se crean (y se pueden desarmar) las burbujas informativas en las que vivimos, en qué medida un posteo en Facebook logra hacernos cambiar nuestras preferencias y por qué retuitear un mensaje puede convertirnos en trolls sin saberlo.

A través del análisis de casos, de intercambios y estrategias en redes, y usando experimentos de laboratorio, los autores hacen transparente una lógica que de tan ubicua se nos ha vuelto invisible, esa que nos hace vivir juntos y polarizados. Ofrecen, también, un hallazgo empírico nada menor: los mismos mecanismos que favorecen la propagación de conflicto y polarización en las redes pueden facilitar dinámicas de organización colectiva, activismo social y comunión política.

Al iniciar una tradición de estudios aún incipiente en lengua española, este libro será sin duda de interés para lectores de distintos ámbitos de las ciencias sociales. Pero está destinado a convertirse, además, en una suerte de manual de alfabetización digital para los ciudadanos del siglo XXI. Al menos, para los que nos preguntamos por qué no podemos dejar de odiar las redes, pero tampoco estamos dispuestos a abandonarlas.

A continuación un fragmento, a modo de adelanto:

11- # AbortoLegal: la antirred

Si los usuarios que componen la red social de la política en la  Argentina están polarizados, ¿cómo explicar eventos en los cuales la polarización es modesta o directamente nula? ¿Qué ocurre cuando los diálogos sobre política en las redes sociales toman “otra forma”? ¿O cuando las “chicanas” ceden su lugar al discurso pedagógico y los usuarios parecen ponerse de acuerdo – al menos de manera parcial–  sobre asuntos con una enorme visibilidad social que implican un fuerte involucramiento político?

En este capítulo analizamos un evento en el que la red social, lejos de alimentar la grieta, amplió la “ancha avenida del medio”. Exploramos el motivo por el cual ciertos temas invitan a las redes a despolarizar, en forma y en contenido, al crear narrativas más homogéneas.  Para ello, tomamos un evento social que no tuvo a los políticos y los medios tradicionales entre los usuarios con mayor presencia y difusión en la conversación virtual, y mostramos cómo la disminución de la dimensión  político- partidaria resulta de un cambio que opera en el nivel de los temas tratados más que en una variación en la forma en que los individuos se conectan. La red # AbortoLegal nos permite explicar por qué los estudios que prueban la existencia de burbujas en las redes sociales conviven con aquellos que la desmienten.

Como discutimos en los primeros capítulos, la polarización es un problema que combina afinidad y conectividad.  Con el término “afinidad” aludimos a la interacción que se da en la red cuando los individuos comparten ideas similares (congruencia cognitiva).  Con “conectividad” nos referimos a la interacción entre aquellos usuarios que comparten un mayor número de conexiones (topología de la red).  En algunos casos, los mecanismos individuales que explican la afinidad entre usuarios y los mecanismos de la red que los conectan se refuerzan entre sí.  Por ejemplo, cuando dejamos de seguir a un individuo con el que no acordamos políticamente, la topología de la red se altera para ajustarse a nuestras preferencias ideológicas.  El efecto de este cambio en la topología  se define como “reordenamiento” [sorting].  Si, por caso, las conexiones entre los macristas y los  kirchneristas se redujeran, la visibilidad de las publicaciones de una comunidad en la otra sería menor.

Las redes sociales, sin embargo, tienen mayor número de conexiones que aquellas que se activan con frecuencia.  Tenemos gran cantidad de amigos a los que vemos menos de lo que nos gustaría y estamos conectados con muchos usuarios que participan de la política de manera muy ocasional.  Esa conectividad latente puede activarse cuando los temas tienen mucha visibilidad, por lo general con eventos que no nos polarizan.  En esos momentos, intermediarios que permanecieron inactivos se convierten en puentes que conectan a las distintas comunidades.  En teoría de redes, se asume que dichos nodos (usuarios) tienen una mayor centralidad: es decir, están en el “centro” de la red (“Corea del  Centro”) en lugar de ubicarse en los extremos (ambos lados de la grieta).

Los individuos que intermedian entre distintas comunidades a menudo están inactivos cuando la conversación virtual gira alrededor de temas políticos que nos “invitan” a posicionarnos en polos opuestos.  En esos casos, la probabilidad de que recibamos mensajes originados en la “otra comunidad” es exigua.  Sin embargo, hay otra gran cantidad de temas alrededor de los cuales ambos polos de una escena política están de acuerdo y, cuando eso ocurre y los debates ganan visibilidad, los nodos con mayor centralidad se tornan activos.  No se trata de un cambio en la topología de la red.  Lo que se modifica es el ángulo desde el cual observamos esa misma red.  Contemplar la red desde otra esquina significa apreciarla menos polarizada.  Esa alteración de la percepción sucedió en conmociones públicas como # NiUnaMenos, # MiraComoNosPonemos y # AbortoLegal; este último caso será objeto del presente capítulo.

La polarización como un problema de perspectiva

Para explicar por qué se puede despolarizar una red sin que cambie topológicamente necesitamos definir el concepto de “dimensionalidad”, que describe cómo muchas piezas de información se reducen a un conjunto limitado de rasgos o características. Consideremos primero, por ejemplo, el concepto de “ideología”. En política, decir que alguien es de izquierda significa atribuirle una cantidad de posiciones en política pública, como por ejemplo preferencias por la redistribución del ingreso, la participación del  Estado, la regulación del mercado, la disminución de la jornada laboral y la expansión de la seguridad social.  Aun cuando distintos individuos pueden diferir de esta caracterización, en promedio consideramos que la ideología da una aproximación razonable a las preferencias económicas, sociales y políticas de la mayoría de los votantes.  Por ello el concepto de ideología se considera un atajo cognitivo.  Es decir, una forma de resumir una gran cantidad de piezas de información a una “dimensión” que describe atributos políticos.  El concepto de ideología, por tanto, nos permite discriminar las políticas que llevararán adelante distintos candidatos sin invertir tiempo y esfuerzo en estudiar todas sus propuestas.  Considerar que un candidato es “de izquierda” o “de derecha” resume sus preferencias en una gran cantidad de áreas de política pública sin que sea necesario describir una por una sus posiciones.

Si un candidato de los  Estados  Unidos se identifica como republicano, supondremos a priori que estará en contra de la legalización del aborto, a favor del financiamiento privado de la educación y de la desregulación de la economía y que se opondrá a la universalización de la salud.  Los términos “republicano” y “conservador” representan vectores de información o “dimensiones” que caracterizan a ese candidato cuando carecemos de información más detallada sobre sus preferencias.  Sin embargo, no sabremos cuál es el equipo de fútbol, la comida favorita o el lugar de residencia de un candidato republicano.  La dimensión política primaria – en este caso, el hecho de que sea conservador–  no informa sobre los otros temas.  Por ende, esas otras dimensiones son independientes de la dimensión primaria.

La figura 11.1 describe las redes sociales # Bolsonaro y # TravelBan en dos dimensiones: una primaria (eje horizontal) y otra secundaria (eje vertical).  En la red # TravelBan – que analizamos en el capítulo 4–  se distinguen dos comunidades claramente demarcadas en la dimensión horizontal, una en contra (izquierda) y otra a favor (derecha).  La comunidad que se opone al  TravelBan es más activa que la de apoyo a esa decisión política, a juzgar por el mayor número de retuits de los mensajes que allí circulan.  Esos retuits permiten medir la “afinidad” entre distintos nodos, como mostramos en el capítulo 6.  En estadística, las dimensiones están organizadas por orden de importancia.  Es decir, de acuerdo con cuánta información resumen, como en el ejemplo de la ideología. La primera dimensión capturada por los retuits explica la mayor parte de la varianza en los datos, la segunda dimensión un poco menos, y así sucesivamente hasta que se resume la totalidad de información de la data (se explica toda la varianza en la data).

El proceso de reducción de datos en una red nos permite ver cómo se organizan e interactúan los usuarios (nodos), pero no nos informa sobre la “etiqueta” que los identifica.  En el caso del # TravelBan, por ejemplo, la dimensión primaria (eje horizontal) distingue a comunidades que pueden ser alternativamente definidas como “gobierno” y “oposición”, por su identificación ideológica entre “izquierda” o “derecha”, “económicamente progresista” o “conservadora”, y por su adhesión política entre “anti- Trump” o “pro- Trump”, entre muchas otras.  Podemos utilizar el contenido de los tuits, analizar las autoridades, evaluar los hashtags y valernos de esa información para dar un nombre a la primera dimensión, algo que no proveen naturalmente los datos.

 

Figura 11.1.  Mapa básico de # TravelBan (izq.)  y de # Bolsonaro (der.)

Nota: El eje horizontal describe la dimensión primaria de la política en las redes # TravelBan y # Bolsonaro.  El eje vertical describe la dimensión secundaria.  Como se observa, la dimensión primaria (“izquierda  económica- derecha económica”) discrimina con claridad a las comunidades a favor y en contra de  Bolsonaro (# Bolsonaro) y a los republicanos y demócratas (# TravelBan).  Sin embargo, visto desde el eje vertical, no es posible distinguir a ambas comunidades de # Bolsonaro aunque sí a las del # TravelBan (“izquierda socialderecha social”).  En el caso de los  Estados  Unidos, tanto la dimensión primaria como la dimensión secundaria están polarizadas y se comportan de modo similar ( Mason, 2015).  En el caso de # Bolsonaro, la dimensión secundaria corta de forma transversal al menos una parte de ambas comunidades.

 

En la figura 11.1, el mapa de la izquierda también muestra una segunda dimensión en el eje vertical.  En los  Estados  Unidos esta dimensión se define a menudo como “socialmente progresista” o “conservadora”.  Es decir, los votantes habitualmente se distinguen entre de izquierda o de derecha, de acuerdo con el nivel económico, y entre progresista o conservador, en términos sociales.

Esta segunda dimensión captura menos información por cuanto explica menos la variación en los datos, pero vemos que distingue a las dos comunidades en forma casi idéntica a la dimensión primaria.  Es decir, las dos dimensiones clasifican al gobierno y a la oposición como distintos y separados entre sí, de allí que en el cuadrante superior derecho se observa a la gran mayoría de los usuarios afines al gobierno, mientras que en el cuadrante inferior izquierdo vemos a la oposición.  Aun cuando ambas dimensiones explican distintos atributos dentro de cada comunidad, las dos presentan comunidades que no dialogan entre sí.

En una serie de publicaciones recientes,  Lilliana  Mason (2015, 2016) muestra que en los  Estados  Unidos las diversas dimensiones políticas, sociales y culturales que distinguen a los demócratas de los republicanos se han ido alineando, de manera que cada grupo ha sido preagrupado del mismo modo en una gran cantidad de dimensiones.  Los republicanos viven en distintos lugares que los demócratas, expresan diferentes preferencias en temas políticos, así como en asuntos sociales.  Por ello, no es de extrañar que en las redes sociales la segunda dimensión (eje vertical) separe a ambas comunidades.

El contraste entre la red social del  TravelBan en los  Estados Unidos y de la elección de  Bolsonaro en  Brasil es informativo. En el # TravelBan, la polarización se expresa en las dos primeras dimensiones, la horizontal y la vertical.  En # Bolsonaro, en cambio, no ocurre lo mismo.  Como muestra la figura 11.1, el eje horizontal discrimina con claridad las comunidades a favor y en contra de  Bolsonaro, mientras que el eje vertical no las distingue de manera tan nítida.  En la segunda dimensión de la red # Bolsonaro, alrededor de un tercio de cada comunidad se superpone con la otra.

Si bien en la red # Bolsonaro la discriminación entre comunidades en la dimensión secundaria es menor, podemos ver que la mayoría de los usuarios anti- Bolsonaro están por encima de la flecha horizontal, en tanto que la mayoría de los usuarios pro- Bolsonaro están por debajo.  Definimos como “rotación parcial” al hecho de que la primera dimensión de la red no es estrictamente independiente de la segunda.  Es decir, a pesar de que las dos dimensiones reducen la información en forma independiente entre sí, ambas son “ortogonales”, en la medida en que moverse a la derecha en la primera dimensión también conlleva un cambio de posición en la segunda.  En definitiva, cuando, por ejemplo, hablemos de fútbol, los usuarios de nuestra comunidad se parecerán más a nosotros que los de la comunidad opuesta.

El ejemplo anterior muestra que, en el caso de # Bolsonaro, los usuarios de las distintas comunidades deberían ser mucho más propensos a intercambiar información en la dimensión secundaria.  Si capturamos eventos políticos sobre temas que reflejan la segunda dimensión, el nivel de polarización percibido será menor.

A medida que cambien los temas debatidos en las redes sociales, la misma topología de red podrá promover distintos niveles de polarización.  En efecto, una red social puede rotar sobre dimensiones secundarias y permitir así que un usuario acceda a contenidos que, si estuviera involucrado en el debate de otros temas, no se activarían en su muro.  En otras palabras, aquello que nos polariza en un tema (dimensión 1) no necesariamente nos polariza en otro (dimensión 2).

Cuando una red es densa, los cambios en los encuadres más importantes de un evento se propagarán enseguida a los usuarios de toda la red.  Este tipo de cambio de encuadre (rotación de la red) tuvo lugar en # AbortoLegal, donde la división partidaria entre macrismo y  kirchnerismo, que organizaba la política en aquellos momentos, dejó de ser el eje central.  En los datos de # AbortoLegal podemos ver un cambio fundamental en la circulación de la información que no requirió una transformación en la topología de la red.  En otras palabras, no fue necesario reemplazar a los amigos que se seguían para advertir el cambio, ya que las principales autoridades en la red identificadas con el macrismo y con el  kirchnerismo compartieron información – producto de la afinidad que tenían con esos mensajes–  generada por los mismos actores sociales.  Dado que el grado de segregación de una red social depende tanto de su topología como de los temas que se activan, es común que gran cantidad de investigaciones encuentren que estamos polarizados mientras que otras asuman que no (Cardenal y  otros, 2019).

 

Rotaciones: antes me importaba la economía,  ahora me importan los temas sociales

La rotación es el proceso por el cual los usuarios de una red se enfocan en aquellos temas que son prioritarios en la segunda dimensión de la red.  Es decir, los usuarios priorizan temas políticos y dialogan sobre ellos por afuera de la dimensión primaria que estructura la mayor parte de sus intervenciones.  Por ejemplo, un usuario kirchnerista y otro macrista pueden ser ambos simpatizantes de Boca, y celebrar el triunfo de un campeonato en la dimensión “deporte”, aun cuando se agredan y chicaneen en la dimensión “elecciones”.  Desde el punto de vista del diálogo político, la probabilidad de que el usuario  kirchnerista comparta una publicación del usuario macrista es más alta en el tema “deporte” que en el tema “elecciones”.  Sin embargo, un menor grado de conectividad entre estos usuarios indica que la probabilidad de que compartan contenidos será menor que la que existe entre dos macristas de  Boca.

Cuanto más densa es una red, menor es la distancia topológica entre dos usuarios que pertenecen a distintas comunidades. Por ejemplo, entre una usuaria macrista y otra kirchnerista que no están conectadas entre sí, la distancia mínima posible puede ser un amigo en común con quien comparten información sobre Boca.  Cuando ese amigo active contenidos sobre el tema “fútbol”, tanto la amiga macrista como la kirchnerista compartirán la misma publicación.  Sin embargo, ese amigo futbolero que conecta a las dos usuarias “desaparecerá” cuando el tema sea “política”. Como esa conexión no se activa en “política”, la red que se estructure al conversar sobre un evento político será observada solo en su dimensión “ gobierno- oposición”.  Las amigas  kirchnerista y macrista del usuario futbolero seguirán regidas por la “paradoja de los amigos” que describimos en capítulos anteriores al referirnos a la jerarquía mediática en  Twitter: el amigo “bostero” de la usuaria “bostera” tendrá más amigos “bosteros” que ella, lo que permitirá que la circulación de información sobre fútbol crezca rápidamente sobre esa dimensión secundaria.  Así como en política hay usuarios de alto grado (autoridades) también los hay en el fútbol, lo que facilita una circulación de contenidos más veloz a través de ellos.

En el caso de #AbortoLegal asistimos a una rotación parcial de la red social que atenuó los efectos de la polarización.  La grieta se observó en los márgenes de la red, pero una fracción del gobierno y de la oposición compartió, al mismo tiempo, los contenidos promovidos por la marea verde.  En esta red nos encontramos con esas otras autoridades que vinculan a usuarios cercanos a la oposición y al gobierno, lo que redunda en diálogos entre quienes pocas horas antes habrían confrontado de manera virulenta. Incluso las redes con mayores niveles de polarización tienen dimensiones en las cuales los usuarios pueden expresar posiciones compartidas.  En la propagación de mensajes en las redes sociales, el grado de vinculación entre las distintas dimensiones de una red – expresado en las conexiones existentes entre usuarios–  explica con cuanta frecuencia las comunidades intercambian información entre sí.

En este capítulo definimos #AbortoLegal como la antirred, en la medida en que el nivel de polarización fue más bajo, el diálogo político más extenso, el grado de jerarquía fue sustantivamente menor y el tono que caracterizó a los mensajes fue más pedagógico y menos “chicanero”.  Sin embargo, los usuarios que la integraron son los mismos que participan en comunidades polarizadas y las conexiones entre ellos permanecieron relativamente inalteradas. # AbortoLegal no es una antirred porque su topología y sus usuarios hayan sido diferentes; su singularidad reside en que rotó y quedó ubicada fuera del eje dominante gobierno-oposición.

Desde el punto de vista de la activación en cascada, la congruencia cognitiva en esta red se vio rotada de su eje primario.  Por ello, la producción de encuadres, aun cuando también se pudo distinguir localmente, quedó descentrada de sus autoridades habituales.  Por tanto, # AbortoLegal no es otra red, sino la misma red pero observada desde otra perspectiva.  Como se describió en el capítulo 5, el grado de polarización de las redes sociales es, desde lo comunicacional, un problema de encuadre.

La misma interpretación realizan Barberá y otros (2015), quienes muestran que los usuarios que están polarizados en temas de control de armas y elecciones en los  Estados  Unidos son congruentes cuando dialogan sobre los premios  Oscar o sobre fútbol americano.  En ese trabajo, los autores señalan que la propagación de mensajes entre burbujas [ cross- dissemination] varía entre liberales y conservadores pero también según el tema que se trate, al depender del “issue” que cobre visibilidad en un momento determinado.  En este sentido, observamos que las burbujas pueden cambiar de tamaño de acuerdo con el tema puesto en debate.

Incluso cuando no existan burbujas, la formación de encuadres en las redes sociales se distinguirá localmente.  Es necesario, por tanto, entender la forma en que la estructura de las redes sociales activa contenidos, aunque estos no sean clasificados en términos de gobierno-oposición de manera inequívoca.

fake news, trolls y otros encantos
cómo funcionan (para bien y para mal) las redes sociales
Publicada por: Siglo XXI
Fecha de publicación: 04/01/2020
Edición: 1a
ISBN: 978-987-629-998-5
Disponible en: Libro de bolsillo
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