Tras el triunfo electoral arrollador de los demócratas, y cuando ya no se puede enfrentar el veredicto devastador contra la actuación estadounidense en la guerra de Irak, el presidente George Bush removió a su polémico secretario de defensa, Donald Rumsfeld.
En una conferencia de prensa convocada para evaluar los resultados electorales, Bush anunció la dimisión de Rumsfeld: «Ambos opinábamos que era necesaria una nueva cara al frente del Pentágono y de la guerra en Irak», ha confesado el mandatario republicano. Es así como la Casa Blanca, inicia un replanteo de sus metas hasta que finalice el mandato, en 2009.
«Entiendo que la gente esté frustrada y yo también, quisiera que las cosas hubiesen ido más rápido, como también Rumsfeld, aunque no ha sido así. Pero seguiremos luchando». «No nos iremos de Irak antes de completar nuestro objetivo», reiteró el presidente norteamericano.
En un rotundo giro en el panorama político, el Partido Demócrata ganó el control de la Cámara de Representantes, así como del Senado. Si bien se esperaba un buen resultado a favor de los demócratas, sólo los opositores más optimistas podían esperar un éxito tan grande.
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