Tal como se esperaba, el presidente norteamericano, George W. Bush, vetó la ley que prohibía el simulacro de asfixia a los sospechosos de terrorismo. Algunos analistas aseguran que la oposición no juntaría los votos suficientes en el Congreso como para revertir la decisión presidencial.
La práctica conocida como “submarino” (waterboarding) había sido incluida dentro de un paquete de técnicas de tortura que habitualmente utiliza la CIA y que el Congreso prohibió con voto mayoritario de los demócratas. En su habitual mensaje por radio de los sábados, Bush anunció el veto por considerar “útil” ese procedimiento de interrogatorio. También pidió al Congreso que “no abandone prácticas que tienen un historial comprobado de mantener a salvo a EE.UU.»
«El veto de Bush es uno de los actos más vergonzosos de su presidencia», afirmó el senador Edward Kennedy, uno de los autores del proyecto. Y agregó: «El uso de la tortura no es solamente ilegal sino que también una mala técnica que logra resultados poco fiables, puede perjudicar otros esfuerzos para conseguir información, e inducir a que (el interrogado) diga lo que quiere escuchar el interrogador».
La Comisión Interamericana sobre Derechos Humanos describió a esa técnica de interrogatorio y tortura: «Se trata de la inmersión donde la cabeza de la víctima es cubierta por una capucha de tela y es sumergida en un recipiente lleno de agua, para inducir la asfixia y así obtener información del prisioneros». En realidad hay dos variedades: el seco, que consiste en envolver la cabeza con una bolsa plástica para que no pueda respirar; y el húmedo, en el cual se hunde a la víctima, atada, en un recipiente con agua.
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www.elmundo.es/elmundo/2008/03/08/internacional/1205003912.html
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