Enviando a representantes de segundas y tercera líneas a la cumbre de la Liga Árabe que inicia hoy en Damasco, El Cairo y Riad pretenden enviar una clara señal de descontento a Siria por su accionar sobre El Líbano. Esto provocó acusaciones de boicot y de responder a los intereses norteamericanos.
Tanto Egipto como Arabia Saudita están molestos con Siria por la crisis política en El Líbano: acusan a Damasco de bloquear la elección de un nuevo presidente accionando a través de Hezbolá. Esos dos países enviarán a la reunión a funcionarios de segundo orden, decisión que ha sido imitada por Jordania, Yemen y Bahrein. Hasta el momento, sólo Beirut ha boicoteado abiertamente el encuentro.
Es la primera vez que la cumbre se lleva a cabo en Damasco, y ésta iba a ser su oportunidad de salir del ostracismo político. «Estados Unidos les ha pedido que no vengan», aseguró a la prensa el ministro de Información sirio, Mohsen Bilal.
El Líbano lleva varios meses sin poder conforma gobierno. Su agitada vida política ha estado manejada en las últimas décadas – y hasta el año pasado – por Damasco, que debió abandonar el país luego del asesinato del primer ministro Hariri. Desde entonces, occidente acusa a Siria de actuar a través del grupo fundamentalista Hamas.
La situación incomoda particularmente a Egipto y Arabia Saudita, que tienen buenas relaciones con occidente. Más allá del mensaje hacia Damasco, el desaire cae también hacia el resto de los países que ven con preocupación la histórica ingerencia norteamericana en la región. En la cita debe discutirse, entre otros temas, la situación en Palestina, el posicionamiento frente a Israel, la pugna entre Estados Unidos e Irán y la inestabilidad del Irak.
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news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_7319000/7319649.stm
