martes 23 de abril de 2024
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Diccionario de periodismo digital: “Urgente”

Dijo Karl Kraus a comienzos del siglo pasado: “El periodista está estimulado por la urgencia. Cuando tiene tiempo, escribe peor”. Y retrucó García Márquez terminando el mismo siglo: “La mejor noticia no es siempre la que se da primero sino muchas veces la que se da mejor”.

La urgencia es cada vez más urgente: se pasó del “Última hora” de los primeros noticieros al “Último minuto” de los flashes de radio y tv, al “Último segundo” de los canales de noticias y la web. Si hasta hay un sitio de noticias con esa expresión…

Internet sería entonces el lugar de la sincronía perfecta entre lo que pasa y lo que se informa. En teoría. Esta semana con el accidente del Chapecoense, los trasnochadores se quejaban de que los medios locales no decían nada

twitter.com/osodeplatino/status/803471559084179456

Las guardias en horarios marginales suelen ser raquíticas y los medios digitales no son la excepción. Las noticias deben suceder de 7 a 22. Si no, no existen o hay que buscarlas en países con redacciones más nutridas o con husos horarios más favorables.

Como en tantos otros casos, Twitter cumplió el papel que los medios no supieron o pudieron. Fue el teletipo en tiempo real con testimonios desde el lugar, links a recursos y, obviamente, también rumores y noticias falsas.

Las webs carecen del timing de las redes sociales. Un tuit lleva un par de segundos tipearlo y otro para borrarlo. Una noticia hay que redactarla, revisarla y (tratar de) chequearla. Y si está mal y se borra, estarán las capturas de pantalla y el caché de Google para recordarlo. Y cuanto más impactante sea la afirmación equivocada, más se habrá viralizado. Un tuit borrado, en cambio, elimina a la vez todos sus retuits.

Es por eso que para informar emergencias los medios digitales prefieren Twitter y Facebook o un cintillo en la home. Y si hay que linkear a algun lado, se linkeará a una página vacía con “Noticia en desarrollo” por todo texto. A medida que surja nueva información se editará y volverá a editar muchas veces.

La mejor solución para estas situaciones son las alertas al celular. Un nuevo estudio del Reuters Institute for the Study of Journalism dice que un tercio de los usuarios de smartphones en EE.UU. recibe alertas de noticias y que un 72% las valora positivamente.

En nuestro país no hubo buenas experiencias en la materia. Una aplicación de alertas es una aplicación que molesta así que, si me va a molestar, más vale que valga la pena. La diferencia entre una buena y una mala aplicación de alertas está en el criterio de selección del “Breaking News” (por qué me molesta), en la cantidad de alertas (cada cuánto me molesta) y en la personalización (sobre qué temas me molesta). Una app ya discontinuada de un importante diario argentino llegó a informar como urgente la designación de un árbitro a alguien que no le gusta el fútbol. El criterio debería ser, paradójicamente, pasar lo más inadvertida posible, pero a la vez no omitir nunca las alertas que coinciden con mis expectativas en el momento en que los hechos suceden.

Y si es cierto que seguir a las cuentas apropiadas de Twitter resuelve en parte este problema (no nos avisa de la emergencia, pero cuando uno se entera puede seguirla en tiempo real). Son varios los periodistas que allí abusan de la idea “Urgente” o no terminan de entender su significado.

Así, el mismo día del accidente en Colombia, pero en horario de oficina, la periodista Mercedes Ninci nos alertó desde Comodoro Py:

twitter.com/mercedesninci1/status/803617665373925378

y

twitter.com/mercedesninci1/status/803573824100958209

Pero para no quedarse simplemente con el titular, Ninci dio mejor la información, como pide García Márquez en la frase que abre esta nota. Ocho minutos más tarde tuiteaba:

twitter.com/mercedesninci1/status/803575745142517760

Y si al primer tuit le puso “Urgente” a este debería haberle puesto “Investigación”. Pero probablemente no le entraba en 140 caracteres.

agua-cristina

Diego Rottman
Diego Rottmanhttps://www.malaspalabras.com/
Diego Rottman es Licenciado en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires. Director de la agencia DataPress Multimedia y del portal argentino Periodismo.com. Es autor con Jorge Bernárdez de dos libros sobre periodismo y medios: «Ni yanquis ni marxistas, humoristas» (Editorial de Belgrano) y «La Rebeldía Pop» (Planeta). En 1997 publican la primera novela argentina en Internet, «Vida de Averchenko». Como director de la agencia DataPress Multimedia ha realizado desde 1994 trabajos periodísticos especialmente orientados a gráfica impresa e Internet.
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