martes 19 de marzo de 2024
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Farolas eólicas que reducen la contaminación lumínica

El alumbrado público representa el 15% del consumo mundial de electricidad, y el 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo.

Con el objetivo de ayudar a iluminar su ciudad sin generar emisiones de carbono en el camino. un estudiante de diseño alemán de la Universidad de Artes de Berlín, desarrolló una farola que solo ilumina cuando es necesario. La lámpara también incluye un aerogenerador integrado que produce su propia energía renovable.

La lámpara, llamada Papilio, fue diseñada para reducir la contaminación lumínica y las emisiones asociadas con el alumbrado público. El diseño activado por movimiento utiliza el viento para impulsar sus turbinas y tiene una temperatura de color extra cálida que no daña los insectos.

“Necesitamos abordar urgentemente la contaminación lumínica y la pérdida de biodiversidad que la acompaña. Esto solo puede suceder si las ciudades generan energía por sí mismas, a través de sistemas descentralizados integrados localmente, y productos ‘prosumidores’ en grandes cantidades repartidos por todos los espacios urbanos. En este contexto, el viento representa un potencial a menudo subestimado, pero en constante crecimiento”, explica su creador, Tobias Trübenbacher.

Papilio puede adherirse a las paredes o colocarse como una linterna independiente. Lo ideal es colocar la lámpara entre tres y seis metros sobre el suelo, donde los vientos a nivel del suelo son más fuertes.

El viento es aprovechado por un aerogenerador en forma de molinete con cuatro palas de rotor aerodinámicas hechas de chapa plegada. Debido al rotor en ángulo diagonal, puede utilizar flujos de aire complejos en entornos urbanos, incluidas corrientes naturales, túneles de viento creados por edificios altos e incluso corrientes de aire más pequeñas causadas por vehículos que pasan.

Luego, la turbina convierte la energía cinética del viento en energía mecánica. Un generador integrado de 300 vatios lo convierte en electricidad que se almacena en una batería recargable.

Un sensor de movimiento infrarrojo asegura que la luz solo se encienda cuando alguien pasa, mitigando los efectos de la contaminación lumínica tanto en personas como en animales. La lámpara también está inclinada hacia el suelo y no emite luz hacia arriba y tiene una temperatura de color extra cálida y apta para insectos de 2.800 Kelvin.

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