Lo de menos parece ser dormir en un hotel, eso se da por supuesto. Ya casi ni se valora el tamaño y la comodidad de la cama, la calidad de las “amenities” en el cuarto de baño, la cantidad de canales en el televisor o el surtido que ofrece el minibar. Claro que todo eso cuenta, pero en los mejores hoteles, los clientes exigentes ahora buscan otras cosas, experiencias exclusivas y diferenciadoras. Estos son algunos de los lujos, o meras extravagancias que, según hotelscan.com, están empezando a ofrecerse:
1. Conectado a las redes… pero que lo haga otro
Parece inevitable para muchos estar permanentemente conectado a las redes sociales y, desde luego, contar a los seguidores que uno está alojado en un buen hotel es una gran tentación que no hay que dejar pasar. Pero, vaya, son mis vacaciones y tampoco apetece estar todo el día con el aparatito a cuestas. ¡No hay problema! Algún hotel ofrece un community manager al servicio del cliente durante su estancia, para que mantenga entretenidos a los “followers”, mientras el titular de la cuenta se relaja en la piscina. Y para los amantes de los “likes” en Instagram, hay también un Instagram Butler que elige los mejores encuadres y aconseja la calidad de cada foto para quedar como un auténtico profesional.