viernes 26 de abril de 2024
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¿El diseño urbano de tu ciudad te hace aumentar de peso?

Mientras los gobiernos se plantean cómo serán las ciudades del futuro, se ha desarrollado una nueva herramienta para determinar cómo influyen en la salud pública las distintas características del lugar donde vivimos.

El Índice de Ubicación Saludable (HLI) desglosa los elementos saludables y no saludables de las ciudades de Nueva Zelanda. Ofrece importantes lecciones sobre cómo planificar y modificar nuestras ciudades para aumentar los niveles de actividad física y abordar problemas importantes como la obesidad y la salud mental.

El entorno obesogénico
Nueva Zelanda tiene uno de los números más altos de adultos que viven con obesidad en el mundo y las tasas no están mejorando. Los datos de 2021 mostraron un aumento sustancial de la obesidad infantil y adulta con respecto al año anterior.

La obesidad es un importante problema de salud pública que se estima que es responsable de aproximadamente el 5% de todas las muertes mundiales al año.

Los problemas de salud de este tipo se suelen plantear en términos de responsabilidad personal. Sin embargo, este enfoque desvía la atención de los sistemas sanitarios, los gobiernos y los entornos físicos.

El aumento mundial de la obesidad desde 1980 se ha producido con demasiada rapidez como para que los factores genéticos o biológicos sean su causa principal. En su lugar, puede ser una respuesta normal a los entornos que proporcionan un fácil acceso a alimentos densos en energía y pobres en nutrientes y a una gama de opciones poco saludables que requieren que gastemos muy poca energía.

En otras palabras: mantener una buena salud en nuestro entorno actual requiere un gran esfuerzo. ¿Por qué?

Porque las opciones saludables suelen ser más difíciles que las convenientes, ya sea por intentar evitar los establecimientos de comida rápida o las licorerías convenientemente situadas, por la falta de acceso a frutas y verduras frescas o por decidir ir en bicicleta en lugar de conducir el coche. Esto se conoce como un entorno obesogénico y tiene que cambiar.

El Índice de Ubicación Saludable
Este cambio comienza con la comprensión de la situación actual, que es donde entra el Índice de Ubicación Saludable (HLI).

Los datos utilizados en el índice incluyen la cuantificación del acceso a cinco elementos «limitantes para la salud»: establecimientos de comida rápida, establecimientos de comida para llevar, minimercados, establecimientos de venta de alcohol y locales de juego.

El índice también cuantifica cinco características «promotoras de la salud»: espacios verdes, espacios azules (entornos acuáticos exteriores accesibles), instalaciones para la actividad física, puntos de venta de frutas y verduras y supermercados.

El índice proporciona una clasificación para cada barrio de Nueva Zelanda basada en el acceso a estas características positivas y negativas.

De las tres principales regiones urbanas de Nueva Zelanda, Wellington muestra entornos altamente accesibles que promueven la salud y que la restringen, Auckland ofrece entornos relativamente equilibrados, y Christchurch muestra una alta proporción de personas que viven en entornos más restrictivos para la salud.

El Índice de Ubicación Saludable en Auckland, Christchurch y Wellington. (Lukas Marek y Matthew Hobbs).

HLI

Injusticia medioambiental
El panorama general creado por el HLI corrobora los datos anteriores que ponen de manifiesto la existencia de un número desproporcionado de elementos que limitan la salud, como los establecimientos de comida rápida y las licorerías en las zonas socioeconómicamente desfavorecidas.

En las zonas más desfavorecidas, la distancia a los elementos que limitan la salud era la mitad de la que había en las zonas menos desfavorecidas, lo que pone de manifiesto la persistente sobreoferta de locales de juego y licorerías en algunas partes del país.

Este fenómeno es bien conocido como una forma de «injusticia medioambiental» que, en última instancia, se deriva de la falta de equidad en el desarrollo, la aplicación y el cumplimiento de las leyes, reglamentos y políticas medioambientales.

El índice también pone de manifiesto cómo las zonas de Nueva Zelanda con un acceso rápido y fácil a las características que limitan la salud son peores en términos de resultados de salud mental y física, como la depresión y la diabetes de tipo II.

Aunque el índice muestra una clara evidencia de que, por término medio, las zonas más desfavorecidas de Nueva Zelanda suelen tener acceso a elementos que limitan la salud, esta conclusión no es universal. También varía de un lugar a otro.

Tanto Wellington como Christchurch tienen un número cada vez menor de entornos que favorecen la salud, con una privación cada vez mayor. Sin embargo, en Christchurch hay muchos más lugares que limitan la salud que en Wellington.

El conocimiento ofrece una vía de cambio
Esta es sólo una primera iteración del índice, que intentará añadir más características en el futuro. Pero los creadores del HLI esperan que los datos proporcionados puedan fomentar conversaciones importantes que nos ayuden a comprender mejor cómo están formadas nuestras ciudades.

La sociedad debe preguntarse si realmente necesita ese local de comida rápida o esa licorería adicional en el mismo barrio. El índice podría ayudar a los responsables políticos a considerar cómo dar forma a ciudades más saludables, regulando o añadiendo las características adecuadas.

Al fin y al cabo, la protección y el fomento de la salud pública es una responsabilidad fundamental del gobierno y no debe dejarse en manos de personas individuales, familias o comunidades.

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